Argentina cerró 2019 con un superávit comercial de US$15.990 millones, el más alto desde 2009, y cortó una racha de dos años seguidos de déficit. Sin embargo, el principal factor detrás de este dato positivo es la crisis económica: por un lado, la profunda recesión hizo que las importaciones se desplomaran 25% interanual ante la menor demanda de insumos, bienes intermedios y de capital y, por otro, la megadevaluación mejoró la competitividad de las exportaciones argentinas, que aumentaron 5,4% a pesar de la caída de los precios internacionales de los principales productos que el país coloca en el mundo. Para este año, los analistas esperan un resultado similar. El Indec publicó ayer los datos del intercambio comercial argentino. El mes pasado, el decimosexto consecutivo con saldo favorable, hubo un superávit de US$2.241 millones, el récord nominal para diciembre. Las exportaciones crecieron 0,7% interanual. Para Julia Segoviano, economista de LCG, esto sorprendió negativamente: "Luego de venir creciendo en el año a un ritmo promedio de 5,7% interanual (y al 11% los últimos tres meses), el desempeño de diciembre fue apenas positivo". A contramano, sin reactivación de la actividad, las importaciones cayeron 20% interanual, explicado en 16% interanual por menores cantidades y 4,8% por la baja de los precios. Las compras arrastran retrocesos de dos dígitos desde septiembre de 2018. Las mayores bajas se dieron en vehículos livianos (28,7% interanual), piezas para bienes de capital (25,8%), bienes intermedios (24,1%) y bienes de capital (19%). Así, 2019 concluyó con un importante superávit cercano a los US$16.000 millones. Por el lado exportador, el mayor motor del año fueron los productos primarios, que crecieron 25,1% contra un 2018 marcado por la sequía. Al contrario y en línea con el proceso de desindustrialización de la era Cambiemos, las ventas de manufacturas de origen industrial retrocedieron 6,8% y las automotrices, en particular, 12,9%. |