Nueva CGT: el plan de Alberto Fernández tras fusión con CTA
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Nueva CGT: el plan de Alberto Fernández tras fusión con CTA
 
Ver imagen La apuesta pasa por debilitar a los "gordos" de los grandes gremios de servicios y cederle a Moyano el control de la central.

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Fecha:08/10/2019 8:43:00 
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La vuelta de los gremios de la CTA a la estructura de la CGT, alentada por Alberto Fernández, cambiaría de manera radical la distribución interna de fuerzas en la central mayoritaria en perjuicio de los sectores más tradicionales y a favor de los espacios disidentes que se referencian en Hugo Moyano. Esa modificación explica la respuesta entre indiferente y negativa que el anuncio de Hugo Yasky de iniciar negociaciones provocó entre la cúpula de la CGT y que preanuncia el fracaso de la iniciativa.
Más allá del recelo que causó el pedido entre los “gordos” de los grandes gremios de servicios y los “independientes” de diálogo con todos los gobiernos por un historial de confrontación y divergencia de estrategia con la CTA, la pulseada de fondo pasa por la incidencia que un eventual regreso de sus gremios a la CGT tendría en sus órganos de decisión y de administración. En particular, sobre la elección de autoridades prevista por ahora para agosto del año que viene.
En números, la dirigencia de la CTA calcula que el total de los gremios que la componen y que cuentan con personería gremial (el máximo reconocimiento jurídico que prevé la Ley de Asociaciones Sindicales) nuclea a poco menos de 500 mil trabajadores. El grueso, unos 400 mil, corresponde a la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), que reúne a buena parte de los sindicatos docentes de todo el país.
El volumen de afiliados de la Ctera es sólo comparable con los cerca de 400 mil que tiene la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), el segundo sindicato en importancia por ese ítem detrás de Comercio, que cuenta con alrededor de un millón. En términos de reparto de poder en la CGT, mientras el gremio mercantil suma 188 congresales en condiciones de votar en agosto la Uocra acumula 128, un número que también debería asignársele a la confederación de docentes.
Los menos de 100 mil trabajadores restantes que podría aportar la CTA provienen de un puñado de sindicatos como la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), los docentes universitarios de Conadu y filiales de la Asociación de Trabajadores del Estado como la porteña, la de Santa Fe y la de Neuquén. La central alterna cuenta con más afiliados, pero la inmensa mayoría forma parte de gremios con simple inscripción (es decir, sin personería) u organizaciones sociales o cooperativistas sin chances de ser incorporados, al menos con el actual estatuto, a la CGT.
Por años la hegemonía de “gordos” e “independientes” en CGT estuvo a salvo. Sobre todo una vez que el gastronómico Luis Barrionuevo les prestó el apoyo de su línea interna “Azul y Blanca”, hoy reducida a media docena de sindicatos, que le permitió ubicar a Carlos Acuña en la jefatura máxima junto a Héctor Daer. Sin embargo, desde este año Moyano modificó su habitual perfil confrontativo por uno más contemporizador hacia antiguos rivales.
Así, en febrero propició un encuentro a solas con Ramón Ayala, sucesor del fallecido Gerónimo Venegas en el gremio de peones rurales, Uatre. Tras años de amistad, Venegas y el camionero se distanciaron durante el Gobierno de Cristina de Kirchner y esa frialdad se mantuvo hasta la muerte del rural, y la continuó Ayala en ese cargo y como líder de una de la única fracción macrista de las 62 Organizaciones.
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