Durante toda la tarde se vivió la fiesta católica en el centro de Paraná. La procesión ocupó más de 500 metros. En la catedral realizaron la misa principal.
En este sentido, las escuelas católicas, aportaron a sus abanderados que desfilaron delante del escultismo. En la caravana sorprendió una mujer que portó la wiphala, bandera que según el historiador Germán Choquehuanca surgió "con un sentido pacífico, pero se convirtió en guerrera desde la llegada de los españoles" al continente americano. Para sumar aún más diversidad también participaron los practicantes del movimiento religioso Hare Krishna en Paraná. Siguiendo un orden establecido, los fieles se ordenaron detrás de las banderas y caminaron en silencio primero y rezando después. Un bajo porcentaje de los participantes desfiló con los pañuelos celestes que representan la postura en contra de la legalización del aborto. La manifestación de fe fue bastante importante ya que, en un momento mientras la imagen de la virgen avanzaba por calle España, la manifestación se extendía por Italia hasta Perú.
Si bien la procesión duró no más de una hora, la paciencia de los conductores fue ejemplar y respetaron cada uno de los cortes de calles que ordenaron en conjunto la policía de Entre Ríos y los agentes de Tránsito de la Municipalidad de Paraná demostrando que, cuando quieren, pueden garantizar la seguridad de los manifestantes en las calles. Enseguida surgió la comparación entre la falta de tolerancia de los mismos conductores en una manifestación social y política. También es verdad que, los que manejan un domingo, en teoría están más relajados que un martes por la mañana, como para nombrar uno de los días hábiles, en donde las protestas cambian el ritmo habitual de la ciudad. |