Un viaje hacia las utopías revolucionarias. Segunda parte IX. "Encuentros a orillas del Sena"
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Municipalidad de Parana

Por Manuel Justo Gaggero*
Un viaje hacia las utopías revolucionarias. Segunda parte IX. "Encuentros a orillas del Sena"
 
A pesar de que estaba terminando el invierno y comenzaba la primavera, el frío se hacía sentir en “la ciudad luz”, y una llovizna persistente contribuía a aumentar la sensación de tristeza que me embargaba al pensar en los compañeros que habían quedado en el país en un momento en que se incrementaba la represión que no tenía ningún límite.

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Fecha:11/05/2017 14:09:00 
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Pensaba en Balta, Jorge, que nos acompañara en la salida clandestina del país, en los integrantes del equipo de “legal” y en la pareja que nos facilitara los pasaportes para viajar.
Todo ello ocupaba mi pensamiento cuando me trasladaba, en el Metro de París, rumbo al departamento en que vivía Luis Cerruti Costa.
Quedaba en un barrio obrero en las afueras de la ciudad y se lo habían conseguido los compañeros de la Confederación Francesa de Trabajadores con los que se establecieron relaciones fraternales a partir del surgimiento de la C.G.T. de los Argentinos.
Ya en el vagón del subte observaba a los que se trasladaban en el mismo y eran una expresión de los diferentes países que habían sido sometidos al colonialismo francés.
Las conversaciones, en diferentes lenguas y dialectos, eran una manifestación de resistencia frente al idioma del conquistador que los había explotado durante siglos.
En el medio de esas cavilaciones recordé una anécdota que me contara Rodolfo Mattarollo, y que me generara sorpresa por un lado y risa por otro.
Este es el relato.
En enero de 1975 llegó a París, procedente posiblemente de Cuba, Juan Manuel Carrizo, integrante de la dirección del Partido y en ese momento al frente del ERP.
Había acompañado al Comandante en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Tucumán a finales de la década del 50 cuando conformaron el Movimiento Independiente que asumió la conducción del Centro de Estudiantes de esa casa de estudio.
Luego participó de la construcción del Frente Indoamericano Popular y fue uno de los impulsores, en el 5° Congreso del Partido, del nacimiento del ERP y del inicio de la lucha armada que lo tendría como protagonista.
En 1973 nos visitó en Paraná, y me comentó que Luis Pujals le decía siempre que había “otro peronismo” que se expresaba en nuestro grupo en la “ciudad de las barrancas”.
Quería conocerlo a Miguel Ramondetti, que encabezaba el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, por lo que viajamos en el Citroen a Goya.
Quedaron ambos gratamente sorprendidos generándose una gran empatía.
Luego del intento de copamiento de una unidad militar en Azul, en enero de 1974, asumió la comandancia de nuestro Ejército.
Rodolfo lo fue a buscar al aeropuerto y lo llevó a su casa en la que lo alojaría los días que “Francisco”, tal era su nombre de guerra, se quedara en Francia.
Luego de hacerle un largo informe sobre las complicaciones que enfrentaba la construcción del denominado “Frente Internacional“ para lo cual había sido enviado a la capital francesa, el interlocutor lo interrumpió y le planteo que deberían hacer una actividad de propaganda para lo cual se tenían que conseguir aerosoles y salir a pintar en los subtes consignas a favor de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jimenez”.
Nuestro compañero trató de disuadirlo pero fue en vano.
Esa noche llevaron a cabo la “pintada”. Supongo la sorpresa que se habrán llevado los que transitan por este medio de transporte al leer-en castellano-una consigna inexplicable.
Pese a la relación con Cuba y los que venían del tronco trozkista, de los Congresos de la Cuarta Internacional, la visión de que el centro era la Argentina seguía imponiéndose entre nuestros compatriotas.
La verdad que me reía solo rememorando esta anécdota y me invadió la nostalgia al pensar que Francisco estaba desaparecido.
Al encaminarme hacia el encuentro con Luis, al que no veía desde hacía más de dos años, recordé que lo había conocido en 1963 en la casa de Alicia Eguren y de John William Cooke y me dio, de entrada, una buenísima impresión ya que tenía una historia muy fuerte.
Luego de recibido de abogado se dedicó al derecho laboral y a la defensa de los trabajadores militando en el nacionalismo católico.
En el primer peronismo fue funcionario del Ministerio de Trabajo pero su relación con el gobierno se tornó inaceptable ya que cuestionaba la ruptura violenta con la Iglesia y el anunciado contrato con la “California Argentina“ para la explotación del petróleo.
Al asumir el General Eduardo Lonardi la jefatura del Estado, en el golpe militar de 1955, lo convocó para que se hiciera cargo del Ministerio de Trabajo y Previsión. Desde ese lugar apoyó y reconoció oficialmente a la dirección de la Central Obrera que integraban Andres Framini, LuisNatalini y Dante Viel.
Pese a las protestas de los militares en el poder se negó a intervenirla luego del paro del 17 de octubre.
Al asumir la conducción del país el dictador Pedro Eugenio Aramburu, fue eyectado del ministerio y meses más tarde se incorporó a la Resistencia. Asesor de numerosos sindicatos, entre ellos uno anarquista que sostenía la bandera de la FORA, el que agrupaba a “Plomeros y Cloaquistas“, al surgir la C.G. T. de los Argentinos se transformó en coordinador del equipo nacional de abogados de la misma.
Cuando fui detenido en abril de 1970 y alojado en la vieja Cárcel de Caseros al no tener familiares masculinos me autorizaron la visita semanal de dos amigos y entre ellos estaban Luis y Roberto Sinigaglia.
Luego el diario “El Mundo”, su viaje al exterior y el camino del exilio para salvar la vida.
Recuerdo que el día que lo secuestraron a "Cuqui“ Alfredo Curuchet en la puerta del estudio que compartía con Aldo Comoto, habíamos quedado en cenar en la Cantina “Don David” los tres. Esperamos a nuestro querido cordobés sin saber lo que había pasado.
Me recibió su compañera de toda la vida con mucha alegría y él no pudo contener las lágrimas, ya que había pensado muchas veces que me habían secuestrado.
Nos estrechamos en un abrazo y lo noté desmejorado. Hacía unas semanas un fuerte infarto lo puso al borde de la muerte.
Empezamos a hablar de todo un poco, como pasa en esos encuentros.
En el medio de la conversación llegó otro gran amigo común, Raúl Aragón que en 1973 fuera Rector del Colegio Nacional Buenos Aires designado por Rodolfo Puigross.
Amenazado por la Triple A también se había asilado en Francia. Era un especialista de la historia de la Edad Media y en esta ciudad había mucha documentación sobre ese período que él consideraba clave. Al despedirme de ambos les anuncié que volvía a España ya que me habían informado los compañeros que estaba todo organizado para hacerme el tratamiento de la úlcera en La Habana, previo a lo cual participaría como invitado en el Comité Ejecutivo del Partido que se llevaría a cabo en la Semana Santa en Roma.
Cuando regresaba al departamento de Martin y Teresita pensaba que las noticias del Tercer Mundo no eran todas de derrotas ya que se consolidaban los gobiernos revolucionarios en las ex colonias portuguesas Angola, Mozambique y Guinea Bissau, se llevaba adelante la reconstrucción de Vietnam y en la región centroamericana se daban grandes movilizaciones en El Salvador y se desarrollaba el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua.
¿Cómo fue nuestro regreso a Madrid?
¿Cuáles fueron los temas en debate en el Ejecutivo de Abril?
Estos y otros temas abordare en la próxima nota de esta saga.

*Abogado. Ex Director del diario “El Mundo“ y de las revistas “Nuevo Hombre“ y “Diciembre 20”
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