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Por Guillermo Alfieri*
Crónicas en Claroscuro
 
Cien Años de Soledad con emoción renovada

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Fecha:15/02/2017 12:25:00 
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Terminé la relectura de Cien Años de Soledad, complementada por estudios críticos, semblanzas de Gabriel García Márquez y material informativo de la producción de la Edición Conmemorativa de la Asociación de Academias de la Lengua Española, puesta en circulación en 2007, con sello de Alfaguara. El reencuentro con la maravillosa novela y los textos anexos (en total 606 páginas) me sirvió para disfrutar la ética de la sintaxis y advertir que en mayo de 2017 se cumplirá el medio siglo de la puesta en circulación de la primera publicación y que el próximo 6 de marzo García Márquez celebrará, donde se encuentre, sus nueve décadas.

Los aniversarios en números redondos incentivarán los homenajes al autor y a su clásica obra, por lo que cabe rescatar la irónica reflexión de Chesterton: un libro clásico es de lo que se habla mucho, aún sin necesidad de haberlo leído. Si bien estoy a salvo del agudo y certero dardo, de Cien Años de Soledad sólo diré que volvió a emocionarme y que ayuda a comprender nuestra historia, la de países con futuro de bienestar, que siempre se posterga, con la fusión de lo fantástico con la realidad, por medio de la poética narración. Para la ocasión, lo que me propongo es citar episodios que orientan sobre la envergadura del trabajo del escritor y de un rasgo de su personalidad: honrar la amistad.

El periodista y escritor Álvaro Mutis conoció a su colega Gabriel García Márquez en la etapa de la juventud. Lo describe con un sentido común infalible, que en nada concordaba con sus 20 años, a los que había entrado con su ceño bucanero y su corazón a flor de piel, una indulgencia inteligente para sus semejantes y un sentido de vigilante servicio de la amistad. Dice Álvaro Mutis de García Márquez: “No conozco amigo igual, pero tampoco conozco otro que cultive con más amor riguroso, con tan sereno equilibrio”. Ambos compartieron el trabajo diario de periodistas y la oposición al dictador colombiano de turno, con exilio obligado. Para Álvaro Mutis, la obra más acabada y perfecta de García Márquez es la que se considera su obra prima, El Coronel no Tiene Quien le Escriba.

En el Distrito Federal de México, Álvaro Mutis hizo que García Márquez y Carlos Fuentes se estrecharan la mano por primera vez, en 1962. Juntos elaboraron guiones para cine, fuente de ingresos prioritarios para la familia del colombiano. Fuentes se radicó un tiempo en Italia, donde recibió el manuscrito de Cien Años de Soledad. Cuenta que terminada la lectura, fue infructuoso el intento de comunicarse con García Márquez para felicitarlo. Ansioso por expresar su entusiasmo, se contactó con Julio Cortázar, que andaba por el sur de Francia. “Cien Años de Soledad es una crónica exaltante y triste, una prosa sin desmayo, una imaginación liberadora (…)”, enfatizó Fuentes.

Acoto que entre las Notas de Prensa de García Márquez, se encuentran las dedicadas a Rodolfo Walsh y a Cortázar. Con Walsh participó en la redacción de Prensa Latina, agencia de la revolución cubana, en 1959/60. De Cortázar fue compañero de viaje en tren europeo, con el jazz y Charlie Parker como ejes de una conversación enriquecedora. De la calidez humana de García Márquez también dan fe los riojanos, que asistieron a la entrega del premio Primera Plana a Daniel Moyano, por la novela El Oscuro, decidido por un jurado que integró el colombiano, cuando Cien Años de Soledad golpeaba la puerta de la consagración universal, con traducciones a granel.

Juan Gustavo Cobo Bordo sostiene que García Márquez radicó las claves de su sistema narrativo en un largo aprendizaje de la literatura misma. El plus de quien tanto se ocupó por saber cómo nacen los cuentos, consistió en comenzar como aprendiz de poeta, “como debe ser”. De la prehistoria creativa de García Márquez, es testimonio el poema Elegía a Marisela - Geografía Celeste, cuando cursaba la carrera de Derecho, a los 19 años de edad. En el diario La Razón, de Bogotá, se publicó:

No ha muerto. Ha iniciado
un viaje atardecido,
de azul en azul claro
-de cielo en cielo- ha ido
por la senda del sueño
con su arcángel de limo (…)
Murió la Marisela
pero aún queda un lirio


Más remotos son los sonetos del alumno de secundaria, que profesores y condiscípulos supieron guardar. Si alguien llama a tu puerta y todavía / te sobra tiempo para ser hermosa / y cabe todo abril en una rosa / y por la rosa se desangra el día (…). Para Cobo Bordo no es casual que en Cien Años de Soledad, a los 40 años de edad de García Márquez, el coronel Aureliano Buendía hace versos rimados para trasmitir experiencias, al borde de la muerte.

Editorial Sudamericana sacó la segunda edición de Cien Años de Soledad un mes después de la primera, con la cubierta diseñada por el mexicano Vicente Rojo, con elementos simbólicos, en lugar del galeón español encallado en la selva, que figuró en la tapa azul del tiraje inicial. La publicación de las academias, contiene la tesis de Mario Vargas Llosa (1969) acerca de la novela total. Detalla la labor para cuidar la calidad del texto, con la obsesiva actuación de García Márquez. El glosario de significados de palabras y el listado de nombres que están en Cien Años de Soledad, cierran el tomo. Como yo hago ahora, en la villa de Alpa Corral, en el sudoeste cordobés, que también es Macondo.

*Periodista - Escritor
Publicado el 15 de febrero de 2017
@alfieriguillermo
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