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Por Guillermo Alfieri*
Crónicas en Claroscuro
 
… Y en eso llegó Fidel
A Tito Paoletti, que se despidió el 1-12-1986

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Fecha:30/11/2016 12:14:00 
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Fidel Castro no escribió sus Memorias. Lo que hizo fue hablar largo y tendido con el periodista español Ignacio Ramonet, durante más de 100 horas distribuidas en encuentros, que abarcaron de 2003 a 2005. De esas conversaciones se nutrió Fidel Castro – Biografía a Dos Voces, libro de 455 páginas, editado por Sudamericana para el sello Debate. Seleccionando tramos retomé la lectura del ejemplar, que conservo en mi biblioteca, sin prestarlo desde que lo adquirí en 2006. Las preguntas, las respuestas y la guía de fechas de acontecimientos relacionados con el líder y la revolución cubana, permiten precisar datos para sacar conclusiones, sujetas a la polémica por la dimensión mundial de lo que se trata.

Fidel Alejandro Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926, en el hogar de inmigrante gallego pobre, ex recluta que combatió contra los patriotas cubanos encabezados por José Martí, muerto en batalla en 1895. Fulgencio Batista fue parte de los sargentos que controlaron el poder desde 1934, apoderándose de la presidencia el 10 de marzo de 1952. Mientras tanto, don Ángel Castro, con trabajo e intuición para los negocios, adquirió y arrendó tierras y pinares hasta reunir 12 mil hectáreas. El progreso económico posibilitó lo que él no tuvo, el estudio para sus hijos, en centros urbanos.
Curas salesianos y jesuitas fueron maestros y profesores de Fidel Castro, que en 1948 estuvo en Bogotá (Colombia), cuando fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán. El 1 de setiembre de 1949 recibió a su primer hijo, Fidel Félix Castro Díaz Balart. El 26 de julio de 1953, con un grupo de jóvenes rebeldes intentó el asalto al cuartel militar Moncada, en Santiago de Cuba. Condenado a 15 años de prisión, fue amnistiado y recuperó la libertad el 15 de mayo de 1955. Poco después se exilió en México, ya recibido de abogado.

En estos días finales de noviembre, escucho decir a un supuesto analista internacional que la revolución cubana “inventó” a Estados Unidos como el enemigo imperialista de las causas populares. El sofista, mentiroso o ignorante evaluador, omite que en su primera presidencia (1916-1922) Hipólito Yrigoyen produjo gestos de protesta por la intervención estadounidense en Latinoamérica, que a Augusto C. Sandino lo asesinaron en Managua (Nicaragua) en 1934 y que el 17 de junio de 1954, con apoyo aéreo comandos mercenarios armados por la CIA, derrocaron a Jacobo Árbenz, cuyo gobierno había lanzado una profunda reforma agraria en Guatemala. Tuve el agrado de conocer a Manuel Galich, ex embajador de ese país en la Argentina, que por razones obvias se quedó en Buenos Aires, asesoró producciones periodísticas y escribió, en calidad de dramaturgo, la obra El Tren Amarillo, con la explícita denuncia de la evidente agresión, que tornaba caliente la guerra fría, con ejes en Moscú y Washington, instalada en la pos segunda Gran Guerra. Era un tiempo en que libros de Juan José Arévalo (La Fábula del Tiburón y la Sardina) y de Gregorio Selser (sobre la epopeya sandinista) circulaban con intensidad en el ámbito político.

El Tercer Mundo se institucionalizó en abril de 1955, cuando se efectuó en Bandung la Conferencia Afro-Asiática, con la participación de Nehru (India), Chou En Lai (China), Nasser (Egipto) y Sukarno (Indonesia). Hubo movimientos de rebelión en naciones dominadas por la Unión Soviética y los Estados Unidos. Se agitaron banderas de liberación nacional. Era evidente la dependencia de la Cuba de Batista de los Estados Unidos, con la corrupción y el despotismo flotando en la superficie de la política, la economía y la sociedad.
El 25 de noviembre de 2016 falleció Fidel Castro. La efemérides se suma a la registrada: el 25 de noviembre de 1956, Fidel Castro y otros 81 expedicionarios se embarcaron en el yate Granma, que levó anclas desde el puerto mexicano de Tuxpan. El 5 de diciembre el destacamento fue diezmado por el ejército batistiano. Supervivieron 13 guerrilleros. Ese foco fue el embrión del triunfo consagrado el 1 de enero de 1959, con opinión mayoritaria favorable, reanimando la simpatía de las emblemáticas victorias de David versus Goliat. La hazaña no dio ni tuvo respiro. Desde diversificar el uso del tomate y huevo a procurar irradiarse para subsistir. De evitar conspiraciones a ser centro de disputa de las grandes potencias, con el riesgo nuclear de por medio. Las pruebas fueron infinitas, con aciertos y errores, avances y retrocesos.

El cuestionario de Ramonet es exhaustivo. Con franqueza le señala a Fidel Castro la oposición a la pena de muerte y a la detención de disconformes no violentos. Le pregunta si hay corrupción en el régimen, hacia dónde camina la política y la economía de la isla de 100 mil kilómetros cuadrados y unos 11 millones 400 mil habitantes. ¿Qué ocurrirá después de Fidel Castro? El juicio de valor sobre las respuestas queda a criterio del lector.

En todos estos años, a cada pariente, amigo o conocido que visitó Cuba le requerí información de lo que vieron, sintieron o presintieron. Las privaciones existen, el deseo de superarlas también, con alerta de los espejitos de colores capaces de imponer el pragmatismo que nuble el porvenir de una sociedad igualitaria. Nada menos que la utopía convertida en realidad. Con ideología propia y dignidad cubana.

*Periodista - Escritor
Publicado el 27 de noviembre de 2016
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