La actividad económica retrocedió un 4,3% respecto de 2015 y la construcción un 20%
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Fuerte caída del consumo
La actividad económica retrocedió un 4,3% respecto de 2015 y la construcción un 20%
 
Ver imagen El Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec, que aproxima la tendencia del PIB, muestra una retracción del 4,3 por ciento respecto de doce meses atrás. La caída en la construcción explica el brusco descenso de la inversión, que se suma a la depresión del consumo.

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Fecha:25/08/2016 11:57:00 
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El nivel de actividad económica anotó un retroceso del 4,3 por ciento en junio respecto del mismo mes del año pasado, según lo informó ayer el Indec. Si se compara todo el primer semestre con el año anterior, la baja se ubica en 1,3 por ciento. Esto marca la aceleración de la caída hacia el fin del período de seis meses. El Indec volvió a difundir, tras ocho meses de apagón informativo, las estimaciones mensuales de actividad económica y confirmó el fuerte deterioro de la economía en los primeros meses de gestión de Mauricio Macri. La construcción, la industria y las economías regionales fueron las ramas más afectadas por el lado de la oferta, mientras que entre los componentes de la demanda agregada se destacó la caída del consumo privado y público, la baja de exportaciones y el retroceso de la inversión.
El documento Estimación Mensual de Actividad Económica, que publicó ayer el Indec, no ofrece explicaciones de la fuerte caída que sufrió la economía local al cierre del primer semestre, con tasas de retroceso similares a las computadas en Brasil, país que atraviesa por una profunda crisis económica y social desde hace ya dos años. En el informe del centro de estadísticas oficial argentino, no obstante, se aportan cifras claves para observar la evolución del deterioro de la actividad a lo largo del primer semestre. En enero, la economía registró una expansión interanual del 0,3 por ciento, en febrero del 1 por ciento y en marzo del 0,4 por ciento. A partir de ese momento, siempre en la comparación con respecto a igual mes de 2015, se registró una baja del 2,1 por ciento en abril, otra vez 2,1 en mayo y un pico de caída de 4,3 por ciento en junio. Este ritmo de contracción se torna más dramático si se contempla que a mitad del 2015 se alcanzaron tasas de crecimiento de 5,3 por ciento y ese mismo año cerró con una expansión del 2 por ciento.
La construcción fue uno de los sectores más afectados en los últimos meses por la política de retracción productiva y de aliento a la especulación financiera de Cambiemos, potenciando la retracción de toda la economía. La edificación marcó una alarmante caída del 19,6 por ciento en junio respecto del mismo mes del año pasado, un nivel de contracción que no se registraba desde la crisis de 2002, tras el estallido de la convertibilidad. La floja performance de esta rama, que en 2015 había crecido al 5 por ciento, fue explicada por el recorte de los gastos públicos en obras de infraestructura y de repavimentación y ampliación de rutas. También estuvo asociado con la desarticulación de programas centrales para incentivar al sector como Procrear, que dejó de entregar créditos a tasas fijas y se reconvirtió a un esquema de préstamos hipotecarios con cuotas indexadas por la inflación. La caída del poder adquisitivo de la población y el aliento a las colocaciones financieras fueron elementos adicionales que le pusieron freno a las decisiones de inversión en ladrillos.
La producción industrial es otra de las actividades que mostró su vulnerabilidad frente al programa de apertura comercial y transferencia de ingresos desde sectores asalariados a grupos de poder económico aplicado en los últimos meses. El Indec había difundido en su documento Estimador Mensual Industrial que la producción manufacturera retrocedió 6,4 por ciento en junio respecto del mismo mes del año pasado, apuntando la mayor caída del año. Un detalle del informe precisa que el bloque de alimentos fue uno de los que más retrocedió, con mermas del 11,8 por ciento en carnes rojas, 22,3 por ciento en leches, 14,4 por ciento en azúcar y productos de refinería y de 5,6 por ciento en yerba mate.
Economistas consultados por este diario plantearon algunas tensiones centrales para el futuro de la industria. Apuntaron que las firmas grandes no tuvieron caídas de ganancias y lograron mantener los negocios, pero las pequeñas y medianas perdieron mucha rentabilidad por la baja de las ventas y la distorsión de su estructura de costos. Esto estimula los niveles de concentración en el mercado interno y aumenta la capacidad de presión de los grupos de poder económico tradicionales. Mencionaron además que la estrategia del gobierno es reemplazar “sectores ineficientes” como el textil, calzado, juguetes, por actividades como servicios que demandan menos mano de obra, lo cual implicará más cierres de fábricas y recortes de personal. La desocupación alcanzó un 9,3 por ciento al cierre del semestre, cuando el año pasado era de 6,6 por ciento.
En lo que refiere a los componentes de la demanda agregada, el consumo privado, que representa cerca del 70 por ciento del PIB, fue uno de los más afectados en los últimos meses, por la caída real del salario, las jubilaciones y las asignaciones para los segmentos de menores recursos de la población. Este fenómeno ya venía reflejándose en diversos informes privados y del propio Indec, que daban cuenta de una fuerte contracción en las ventas en comercios con respecto al año pasado.

Importación sustitutiva
La recesión económica, y principalmente la fuerte retracción del consumo interno, volvieron a reflejarse en julio en la balanza comercial. En ese mes se exportó por valor de 4960 millones de dólares, lo que significó una caída de 10,9 por ciento respecto de igual mes del año pasado, mientras que se importaron 4690 millones, un 17,3 por ciento menos, según informó ayer el Indec. El saldo fue positivo en 270 millones de dólares. Pese a la reducción en su valor general, las importaciones volvieron a concentrarse durante julio en productos de consumo final, que mantuvieron signo positivo, mientras que los bienes intermedios y de capital con destino a la producción o ensamblaje local profundizaron su caída.
Las cantidades compradas en bienes de consumo en el exterior, eliminando el factor precio, crecieron el mes pasado un 8,9 por ciento, mientras que en lo que va del año el volumen importado aumentó 20,3 por ciento. En tanto, los bienes intermedios y de capital cayeron durante julio en 9,6 y 4,3 por ciento respectivamente.
Esta situación sustenta las denuncias y quejas de las cámaras empresarias, que alertan sobre una marcada sustitución de productos locales por importados en un escenario de menor consumo y deterioro de la actividad fabril nacional. Las empresas advierten sobre una caída de la producción –la actividad económica retrocedió en julio un 4,3 por ciento (ver aparte)– con altos niveles de capacidad ociosa. También señalan que la menor venta interna está siendo acaparada en buena medida por similares importados, situación que se intensificó en el caso de bienes de consumo con la habilitación del mecanismo de importación denominado “de puerta a puerta”.
Por primera vez en el año, las cantidades importadas totales registraron un leve retroceso, “en el marco de una menor demanda interna por la recesión económica local”, según un informe realizado por la consultora Abeceb.com. Lo hicieron un 6,3 por ciento respecto de julio de 2015. “Esto, en conjunto con una caída generalizada en los precios de importación, 11,8 por ciento, deprimió los valores importados”, agrega el informe privado. Se destacan las menores compras de bienes intermedios, con un retroceso de 23 por ciento (9,6 por ciento en cantidades) y piezas y accesorios de bienes de capital, con una caída de 28,9 por ciento (26,2 en volumen), de acuerdo con el Indec. Los bienes de capital en julio bajaron 10 por ciento (4,3 en cantidades).
Las exportaciones en el mes registraron una caída generalizada de todos los rubros, con excepción de los productos primarios que crecieron un 9,1 por ciento. En dicho segmento se destacan los mayores envíos de cereales, con un incremento de 9 por ciento, y minerales metalíferos, con el 51 por ciento. Las exportaciones de poroto de soja disminuyeron un 7 por ciento en el mes. En contraposición, la exportación de manufacturas agropecuarias retrocedió 20,3 por ciento, con una fuerte contracción de los envíos de los derivados de la soja (aceite y harina), a pesar de un crecimiento del 2 por ciento en los precios. Por su parte, las exportaciones industriales registraron una caída del 11,9 por ciento, 8 por ciento en precio y 4,2 en cantidades.
En los primeros siete meses de 2016 la balanza comercial fue superavitaria en apenas 754 millones de dólares. El total exportado fue de 32.700 millones de dólares mientras que las importaciones registraron un valor de 31.945 millones.

Informe Federico Kucher
Página12
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