Crónicas en Claroscuro
 Home Regístrese



Contenido
Home
Actualidad
Gobierno
Paraná
Nacionales
Derechos Humanos

Referecia
_
Contáctenos


Municipalidad de Parana

Por Guillermo Alfieri*
Crónicas en Claroscuro
 
En la brecha de Braceli

 Envíenos su consulta o comentario. |  Enviar esta noticia por email Recomendar esta noticia
Fecha:25/04/2016 11:43:00 
Texto completo de la noticia  
 
Reducir Ampliar

Con tonada cuyana y su pausado modo de hablar, Rodolfo Braceli me dio la buena noticia, en este abril apto para acuanautas. La hernia lumbar, ubicada entre la cuarta y la quinta vértebras de su cuerpo, fue extraída y el padecimiento físico se encuentra en cuarto menguante. A la hora del balance de la penuria y el alivio, Braceli subrayó: “nunca dejé de escribir”

Rodolfo Braceli nació en Luján de Cuyo (Mendoza), en 1940. Es poeta, narrador, ensayista, dramaturgo y periodista- Mi primer acercamiento a su obra, lo produjo la lectura de entrevistas, realizadas con una sustanciosa combinación de recursos lingüísticos, que exceden los límites del género. Como evaluó Jorge Fernández Díaz, “cada diálogo suyo tiene un montaje teatral y novelístico, lleno de claves secretas”.
Recopilaciones de trabajos de Braceli publicados en diarios y revistas, superaron el latido efímero al agruparse en libros, incluidos en bibliografías de programas académicos. Personalmente, nos conocimos en Paraná, cuando se presentó en la Facultad de Ciencias de la Educación, el calvario de José Luis Cabezas, interpretado por Roly Serrano.

Protagonizó el Coloquio dominguero de El Diario y compartimos un almuerzo familiar, con la bagna cauda como figura estelar, preparada por Mercedes Porqueres, en nuestra casa de la Bajada de Los Vascos. Exploramos la comunión de pareceres respecto al oficio y al andar por la vida. Superamos la diferencia crucial, con los puntos de unión: Braceli es de River Plate y yo de Boca Juniors él admira a Juan Ramón Riquelme y yo a Norberto Alonso. A los dos nos gusta el fútbol de calidad. Desde entonces nos vimos poco y nos apreciamos mucho.
Cada vez que charlábamos, salía de imprenta un libro de Braceli o estaba en etapa de producción. No los cuenta, pero ya son más de 30. A mediados de 2015, se coló el anuncio. Me avisó que tenía, desde hacía tiempo, unos dolores bárbaros. Comenzaban por la pierna derecha y le capturaban el resto del esqueleto, salvo el cerebro forjador de ideas, trasmitidas a la computadora, sin derecho al ocio. Opté por rastrearlo a través de terceras personas. Dudé de la versión que lo daba mudado a Mendoza, como en un exilio en el terruño.

El 20 de abril, sonó el timbre del teléfono fijo, cerca del mediodía. Atendí. Me sorprendió el llamado de Braceli. No sé si él me dijo o yo le pregunté cómo estás. La cuestión es que desovilló el relato. Los tratamientos convencionales y alternativos no daban solución al problema. Los medicamentos rompe-portones eran mínimos calmantes. Dormir, dormía, porque el sufrir cansa, al menos por un rato.
Alguien lo rumbeó hacia Puiggari, localidad vecina a la Villa General San Martín, lugar de recuperación física, mental y espiritual, de la provincia de Entre Ríos. En Buenos Aires, los médicos propiciaban la intervención quirúrgica, con advertencia de riesgos y pronóstico de larga convalecencia, en el mejor de los casos. En Puiggari, el doctor Darío Vitor, diestro con el bisturí y sabio en asuntos humanos, calmó las dudas y temores. La herida sería de dos centímetros y en un par de días Braceli saldría del sanatorio, caminando. Y así fue.
El paciente acota que varias cosas se añadieron a la capacidad del doctor Vitor, en ese diciembre de 2015. El costo económico lo cubrió la indemnización que Ansés le pagó a Braceli, al culminar el juicio que duró una década, por reajuste de haberes. Un sillón de diseño ideal, contiene con ternura el cuerpo frente a la máquina en la que se componen los textos, siempre en la vivienda de calle Estomba al 3000, ciudad autónoma de Buenos Aires.

Entrevistó a famosos y a anónimos, que conmueven a Braceli. La galería es infinita. Hace un momento le requerí información del Hachero Céspedes, al que buscó en Pampa Juanita, provincia de Chaco, a principios de los años de la década de los 70. Lo reencontró tres lustros después y está al tanto de que falleció hace cuatro o cinco años en Pampa del Infierno, con más de 50 nietos de un abuelo que lloraba cada vez que volteaba un árbol para poder comer, con el salario del miedo.

La pieza cumbre de Roberto Braceli está por venir. Elabora reflexiones sobre el corazón. Por cábala, se negó a anticiparme el título.

*Periodista - Escritor
Publicado el 25 de abril de 2016
 Home
www.lambdasi.com.ar
E-mail
y reciba periódicamente nuestras últimas novedades...






Muni Villaguay

El Pingo

Agmer central
ATE