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Por Guillermo Alfieri*
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Fecha:29/03/2016 9:16:00 
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¿Quién dijo “se precisaba tanta agua para apagar tanto fuego”, en ocasión de la muerte de Mariano Moreno, en 1811? El interrogante fue formulado en el programa de televisión Los 8 Escalones, emitido en la noche del 23 de marzo de 2016. A modo de ayuda, se apuntaron las opciones, con los nombres de Manuel Belgrano, José de San Martín, Bernardino Rivadavia y Cornelio Saavedra. Hasta allí el juvenil equipo participante, integrado por dos abogadas y dos abogados, se había mostrado solvente para ascender peldaños, en base a conocimientos e intuición. El interrogante, relacionado con la historia argentina, sembró dudas en el grupo y prolongó la deliberación. Por fin, el vocero pronunció la respuesta equivocada: Rivadavia en lugar de Saavedra.
Admito que el episodio puede ser considerado de menor envergadura, sobre todo porque el conjunto de profesionales se mantuvo en competencia y consiguió ganar 50 mil pesos, ya que el traspié no fue eliminatorio. Sin embargo, la experiencia indica que lo nimio es, a veces, la punta del ovillo apta para desenredar la madeja del asunto. Por eso, ya que estamos en la plataforma de las preguntas y respuestas, nos introducimos en el juego, sin más objetivo que el de invitar a averiguar por qué pasa lo que pasa, cuando de conocimientos se trata.

Desde que se difunden, primero por radio y luego por televisión, el formato y contenido de ciertos entretenimientos culturales, promueven la interacción de la audiencia, poniéndola a prueba. En casa, solemos seguir las alternativas de Los 8 Escalones, con más falencias que aciertos de nuestra parte. Los abogados, sin titubeos, contestaron que el rey Layo fue el padre de Edipo, conocimiento que no nos llegó ni a la punta de la lengua. De inmediato surgió el tema, relacionado con prohombres de la Revolución de Mayo y dimos por hecho que proseguiría el avance de los concursantes hacia el podio.
Falló el pronóstico, basado en que sobrentendí que la información recogida por el equipo de universitarios, en los distintos niveles del sistema educativo, indicaría la solución del interrogante planteado. Del decisivo suceso del año 10, nos enteraron que llovía, con el pueblo en la plaza y los componentes del Cabildo declarando la ruptura de las cadenas coloniales de España. Nos contaron que Cornelio Saavedra (1761-1829) presidió la Primera Junta y Mariano Moreno (1779-1811) fue uno de los secretarios de ese gobierno.
Entrando en detalles, el militar conservador Saavedra y el doctor en ciencias jurídicas republicano Moreno, expresaban la colisión de idearios, en el interior del proyecto revolucionario. Los abogados, en particular, deben reconocer en Moreno al ferviente traductor del Contrato Social, de Jean-Jaques Rousseau. La cuestión es que no hubo hendija para la convivencia de posiciones. Moreno renunció a su cargo, se embarcó y murió en altamar, por culpa de súbita enfermedad, según la historia oficial difundida en el sistema educativo.
Como para poner un moño al desenlace, el relato incluyó palabras de Saavedra, dedicadas al adversario fallecido con metafórico recurso poético: “Se precisaba tanta agua para apagar tanto fuego”, aunque la versión revisionista atribuye el deceso a dosis de veneno, suministrado por alguna mano negra.

Ante la vacilación del equipo de egresados de la academia argentina, pensamos que recurrirían a la deducción, escarbando en las opciones. En 1811, Belgrano andaba en campaña castrense y San Martín preparaba su regreso desde España. A Rivadavia poco se lo menciona en las efemérides de Mayo. Por descarte, quedaba Saavedra. Por carencia de información, apelaron al pálpito, al acierto o error por azar. Visto el efecto, habría que rastrear la causa, en los programas de estudio, la formación docente o el desinterés que eclipsa a la memoria.
Mi curiosidad tiene antecedente específico. Como docente universitario, en contacto con estudiantes de primer año, advertí la mayoritaria desvinculación con etapas del pasado que ayudan a entender el presente. Sé que circulan preocupaciones y explicaciones al respecto, sin que alumbren las soluciones, pese al despliegue de festejos de bicentenarios, el del 25 de Mayo de 1810 y el del 9 de Julio de 1916.

Con su humor contundente, Hugo Ditaranto reflexionó: los que cursan medicina dicen que la Logia Lautaro fue la madre de San Martín y que un melómano es un tipo al que le gusta el melón, cuando se reciban y ejerzan la profesión, van a confundir el pulmón con la rodilla y el cerebro con el corazón.
Rodolfo Walsh advirtió: (…) cada lucha debe empezar de nuevo, separada de luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan, la historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas.

Saavedra y Moreno expresaron la puja por el poder, en un país en el que predomina lo binario. Moreno fue el alma progresista de la Revolución de Mayo. Saavedra comandó el gatopardismo, para que el cambio no fuera profundo. Moreno avizoró: si los pueblos no se ilustran (…), si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe (…), será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía.
El general Saavedra fue un opaco jefe del estado mayor del Ejército desde 1818 hasta 1821. Trascendió por ser el opuesto de Moreno y pionero en la arraigada fusión del militar y político (mil. y pol.) en una persona, muy presente en la saga de nuestra patria.

*Periodista - Escritor
Publicado el 29 de marzo de 2016
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